El Congreso de la Ciudad de México ha ignorado a sus representados, quienes desde distintos espacios han respaldado la necesidad de contar con una ley que ponga un alto a la contaminación plástica generada por el comercio electrónico.
Las y los diputados del Congreso son responsables de escuchar y atender las necesidades de las y los ciudadanos. Sin embargo, desde hace más de un año, la ciudadanía ha pedido que se regule el uso de plásticos innecesarios en el comercio electrónico y su voz no ha sido escuchada.
Una encuesta realizada por P-studios en las 16 alcaldías de la Ciudad de México revela que 96 % de las personas considera que los plásticos innecesarios del comercio electrónico son un problema que el gobierno citadino debe atender. Para ello, más que solo apostar por la gestión y manejo de estos desechos, se requiere una legislación que lo regule como ya sucede con las bolsas de plástico y los comercios físicos.
El Congreso de la Ciudad de México ha ignorado a sus representados, quienes desde distintos espacios han respaldado la necesidad de contar con una ley que ponga un alto a la contaminación plástica generada por el comercio electrónico: miles de estudiantes de la UNAM, la UACM y la UAM, así como miles más de jóvenes, padres, y madres de Iztapalapa, Tlalpan, Cuauhtémoc y Magdalena Contreras se han mostrado a favor de que la capital del país cuente con un marco legal de vanguardia que regule el reempaquetado del comercio en línea.
El problema no es menor, tan solo en 2021, la industria del comercio electrónico generó 86 mil toneladas de basura plástica en la Ciudad de México; esto es equivalente a 29 camiones de basura llenos de plástico cada día. Estos plásticos son un tercer empaquetado que no garantizan que los productos lleguen con bien. Son hechos por compañías externas a la marca del bien adquirido, las cuales ya colocan hasta dos empaques para proteger el producto.
De acuerdo con en el Programa de Gestión Integral de Residuos de la Ciudad de México, estos plásticos no se reciclan y se convierten en contaminación ambiental. Esto vulnera nuestro derecho a un medio ambiente, el cual debe ser garantizado por las instituciones del Estado incluido el Congreso de la Ciudad de México, el cual, a pesar de toda la evidencia, no ha actuado para regular la contaminación plástica generada por las compañías multinacionales de comercio electrónico.
Finalmente, es también función del Congreso destinar de manera adecuada los recursos para mejorar la ciudad y al no regular a esta industria falta a esta responsabilidad. Si bien los plásticos del comercio electrónico no se reciclan, sí tienen que ser gestionados, y ese manejo se paga con los impuestos de las y los chilangos.
En 2021, la Ciudad de México gastó 53.4 millones de pesos en la gestión de estos residuos; esto fue más del doble del presupuesto que ejerció la Comisión de Búsqueda de Personas de la Ciudad de México en el mismo periodo y 5.7 veces el presupuesto que se gastó en el Fondo de Atención al Ciclista y al Peatón. Subsidiar basura plástica a grandes multinacionales no es una manera adecuada de gastar recursos, en especial cuando no trae beneficio alguno para la sociedad.
La mesa está puesta y de plato principal se ha servido evidencia: no hay espacio en esta ciudad para los plásticos del comercio electrónico. El Congreso de la Ciudad de México tiene la responsabilidad de atender al llamado de la ciudadanía. La legislatura aún no acaba, ¿tomará el Congreso esta oportunidad de oro para garantizar los derechos de las y los chilangos o ignorará sus funciones y la voz de la ciudadanía?
FUENTE: animalpolitico