22 de nov. (Dow Jones) — La inversión sostenible ha tenido un gran éxito. Al menos, para Wall Street. Los fondos de inversión y los Exchangable Trading Funds, o ETFs, se han centrado en las empresas que tienen ESG, o preocupaciones por el medio ambiente (Environment), preocupaciones por los impactos sociales de sus actividades (Social) y por un buena y equitativa administración de la empresa (Government).
Hasta ahora estas tres preocupaciones han generado mucho dinero para los fondos de inversión.
Los inversionistas están preocupados por el cambio climático y, en particular, han invertido fuertes sumas de dinero en esas empresas a pesar de que esas compañías patrimoniales cobran tarifas más altas que los fondos estándar.
Para algunos inversionistas, es una apuesta puramente financiera en un segmento interesante. Pero la mayoría de ellos esperan que los miles de millones de dólares que fluyen hacia los fondos ESG, generen un cambio positivo para el medio ambiente y otras causas.
Pero en torno a si Wall Street, o la madre naturaleza, serán los últimos beneficiados de todos estos dólares, etiquetados para ESG, es una pregunta difícil de responder.
Le pedimos a dos expertos que participaran.
Tariq Fancy, director ejecutivo de Rumie Institute, una organización sin fines de lucro de educación y tecnología, y quien ha criticado las inversiones ESG desde que dejó su trabajo como director de inversiones sostenibles en BlackRock. Fancy dijo que queda mucho por hacer para abordar el cambio climático y prevenir desastres ambientales en el futuro. Dijo que no cree que la inversión ESG y los productos financieros asociados con ella sean una ayuda real para lograr esos objetivos. En sus escritos, incluido un ensayo en línea de agosto, titulado El diario secreto de un inversionista sostenible, sostiene que los fondos que se centran en cuestiones de ESG son rentables para Wall Street, pero equivalen a un “placebo peligroso” que no cura los problemas del planeta.
Alex Edmans, profesor de finanzas en London Business School y asesor sobre inversión responsable de Royal London Asset Management y otras firmas de inversión, no está de acuerdo con que los esfuerzos de inversión representados por los fondos ESG y otras estrategias basadas en la inversión privada sean tan inútiles como Fancy dijo. Edmans dijo que si bien ve mérito en algunas de las críticas de Fancy, son más amplias y generales que justificadas.
Aquí hay extractos editados de su discusión, realizada por correo electrónico:
M: Ambos han sido defensores de la inversión sostenible, aunque no están de acuerdo con el papel de Wall Street. En general, ¿se sienten mejor en torno al destino del planeta ahora que Wall Street se ha hecho un hueco para los ESG?
FANCY: Desafortunadamente, me siento peor por eso. ¿ESG es bueno para la industria? Sin duda que sí. Presenta una nueva y lucrativa oportunidad para recaudar fondos y tarifas, y como una ventaja adicional, mantiene a raya la regulación gubernamental para abordar la crisis climática al alimentarnos con otra narrativa en la que nuestras respuestas se resuelven mediante el “mercado libre” que se autocorrige mágicamente.
¿Pero bueno para el planeta? Creo que incluso Alex estaría de acuerdo en que no hay evidencia empírica convincente de que la inversión ESG mitigue el cambio climático. Fuera de una minoría muy pequeña de fondos privados a largo plazo, como los fondos de capital de riesgo que respaldan soluciones tecnológicas prometedoras para la crisis climática, la gran mayoría de los fondos comercializados como ESG o los fondos sostenibles de la actualidad, así como la práctica no vinculante de la integración de ESG en los procesos de inversión existentes: no puede apuntar a ningún impacto en el mundo real que no se habría producido de otro modo.
EDMANS: Me siento modestamente mejor al respecto. Solo modestamente mejor, porque Tariq tiene razón en que la desinversión tiene un efecto insignificante en el comportamiento de la empresa. Pero aún mejor, porque el ensayo de Tariq en agosto ignoró el mecanismo clave a través del cual la inversión sostenible tiene impacto: involucrarse con las empresas en temas de ESG. Hemos visto tal impacto con el recién creado fondo de cobertura Engine no. 1 y que logró que tres directores conscientes del clima fueran nombrados para el consejo de administración de Exxon. Este no es solo un caso aislado. De hecho, una investigación cuidadosa muestra que la participación de los fondos indexados, los fondos de cobertura y los grupos de acción colectiva de inversionistas crea un valor compartido tanto para los accionistas como para la sociedad. En particular, el activismo en temas de ESG crea valor para los accionistas como un subproducto y el activismo para mejorar el valor de los accionistas a largo plazo termina mejorando ESG.
FANCY: Dada la escala del desafío que presenta la crisis climática, debemos mantenernos enfocados en el panorama general: la industria ESG puede estar desarrollando conjuntos de datos, estándares y marcando el comienzo de una ola de jóvenes talentosos para trabajar con ellos, pero estas herramientas claramente no se están combinando de la manera correcta en este momento, dado que los activos ESG y el giro del marketing están aumentando rápidamente junto con las emisiones de carbono, la desigualdad y una serie de problemas sobre los que se supone que deben hacer algo. ¿Hay algunas áreas aisladas en las que ESG puede generar beneficios para todos? Seguro. Pero en general, la industria ESG de hoy consiste en productos que tienen tarifas más altas, pero poco o ningún impacto y narrativas que engañan al público y retrasan las reformas gubernamentales que necesitamos.
Las pequeñas victorias que Alex destaca, en la medida en que existen, no son suficientes para descarbonizar rápidamente nuestra economía en la línea de tiempo requerida, que solo los gobiernos pueden catalizar ajustando rápidamente los incentivos de todos los actores del sistema, por ejemplo, mediante una tarifa al carbón. Me refiero a los pequeños logros de ESG, principalmente de marketing, como “dar pasto de trigo a un paciente con cáncer”. Ahora está surgiendo evidencia de que pueden ser un placebo social gigante que reduce la probabilidad de que sigamos las recomendaciones de los expertos para abordar la crisis climática. En ese sentido, el pasto de trigo no es inofensivo; está retrasando la quimioterapia que la ciencia nos dijo que necesitamos de inmediato.
Si le vendes a la gente una fantasía de ganar-ganar, es menos probable que acepten la verdad: la lucha contra el cambio climático requerirá una transformación económica que, por supuesto, involucrará 100% al sector privado, pero debe ser impulsada por el gobierno, incluso a través de impuestos y regulación, y va a ser muy difícil y nos va a costar mucho dinero.
M: Edmans, parece tener más fe que Fancy en el papel de los inversionistas para ayudar al planeta.
EDMANS: Tariq tiene razón en que la intervención del gobierno es clave. Sin embargo, no es lo uno ni lo otro. Los inversionistas que lanzan fondos sostenibles no necesariamente impiden la acción del gobierno; por el contrario, fomenta el accionar al generar la llamada ‘ventana de Overton’, o la gama de ideas que actualmente son aceptables en la corriente política dominante. Además, muchos inversionistas piden directamente la acción del gobierno. En julio, inversionistas que representaban más de seis billones de dólares en activos, pidieron un precio global mínimo al carbono.
FANCY: Las únicas personas que están cambiando la ‘ventana de Overton’ hacia una respuesta sólida a la crisis climática son los valientes activistas, científicos climáticos, economistas climáticos y otros expertos que nos dijeron que salvar el planeta implicará sacrificios y debe suceder rápidamente. La ‘ventana de Overton’ no fue modificada por la industria ESG; por el contrario, hoy, lamentablemente, se está desperdiciando al desviar el creciente impulso de la acción climática hacia otra fábula dudosa de autocorrección del libre mercado.
FUENTE: sentidocomun.com.mx