Como personas que estamos acostumbradas a ver las sonrisas, leer los labios o simplemente usar nuestro labial favorito, el uso obligado de cubrebocas este último año nos ha limitado en estas acciones. Es por eso que daremos a conocer una increíble creación hecha por mujeres mexicanas, estudiantes del ITESO. Estamos hablando de un cubrebocas transparente.
Para poder llevar a cabo este proyecto, el equipo creador se basó en un enfoque de emprendimiento social para innovar en este producto de primera necesidad. El catedrático e ingeniero, Miguel Huerta, fue quien se encargó de guiar a las y los estudiantes que aplicaron para este proyecto, mismo que sustituye la tesis para titulación.
La idea surge de diversas ideas para saber qué es lo que hace falta a la población, en especial a los sectores más vulnerables. Después de una investigación de campo, trabajaron en desarrollar la idea hasta llevarla a algo tangible.
El objetivo siempre fue crear un cubrebocas atractivo y funcional como un N95. En este sentido, las estudiantes Andrea Zúñiga, Michelle Gnzález, Oliver Mederos, Paulina Ramírez y César Velarde crearon un equipo de trabajo conformado por ingenieros y diseñadores, quienes, después de diversos bocetos, fueron simplificando sus ideas hasta llegar al resultado final que, si bien no es algo novedoso, es algo que fue pensado para cubrir las necesidades de sectores sociales como los sordomudos, mismos que se han topado con barreras de comunicación con el uso del cubrebocas habitual.
El diseño y la funcionalidad de estas mascarillas cuentan con sistemas de ingeniería que el usuario puede pasar desapercibido, pero que son clave para la protección. Cabe señalar que el impacto positivo que han generado en gran parte se debe a que son transparentes, y que además de ayudar a las personas con deficiencia auditiva y vocal, es atractivo para quienes quieren seguir mostrando su sonrisa.
Los materiales usados para su fabricación van desde el PET reciclado hasta el PVC; aunque el equipo apuesta con mayor fuerza a la silicona que no es tóxico, es ecológico porque no proviene del petróleo y además es cómodo. Su uso será muy sencillo porque consta de doble cinta para que se sostenga del rostro, sin dejar de lado que sus mecanismo de protección y que a su vez sea reciclable.
Dentro de esta creación también cuentan con la intención de reactivar la economía en sectores textil, manufacturero y reciclaje, trabajando de la mano con aquellas industrias interesadas asignando las licencias correspondientes.
Respecto al costo, este debe ser accesible a toda la población, es por esto que se puede adquirir por $50, con una apuesta a la fabricación 100% nacional.
Cabe señalar que para que este proyecto sea factible en su sistema de filtración, trabajaron bajo los lineamientos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), explorando en materiales que se sugieren: algodón, polipropileno y poliestireno. Los cuales han analizado en laboratorios para conocer su porosidad.
Hasta el momento, países como Suiza, Alemania, Portugal y Estados Unidos han mostrado su interés en realizar importaciones. Miguel Huerta, guía del equipo, destaca el gran trabajo que han hecho sus alumnas al tomar la batuta, pues él, como profesor, considera que sólo es la persona que le dice a las demás personas de lo que son capaces.