Nuestro planeta, nuestra salud
Este 7 de abril, como cada año desde 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial de la Salud. La intención es que dependencias, organismos y la sociedad trabajen esta vez con el lema Nuestro planeta, nuestra salud, motivado por los sucesos de los últimos dos años con la pandemia de COVID-19, la cual evidenció la necesidad de mejorar el sistema de salud pública y privada.
Tengamos en cuenta que esta no será la última alarma mundial, pues, a lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado epidemias y pandemias. En la actualidad, por la contaminación del aire y el cambio climático, se estima que vendrán más situaciones similares, ya que se observa que las bacterias, parásitos, virus y hongos presentan resistencia a los antibióticos.
Haciendo una introspección… ¿Alguna vez te has puesto a pensar en tu salud, en lo que te nutre y los malos hábitos que tienes? No despiertas diciendo, —hoy, ¿cómo puedo dañar mi salud?—. Si no que muchas veces tenemos la oportunidad de decidir cuidarnos y no lo hacemos. Por ejemplo, ¿sabías que?… el consumo de alimentos procesados causa obesidad, estreñimiento y diabetes; beber alcohol de manera constante daña los riñones; los alimentos azucarados perjudican las funciones cerebrales, causan caries, diabetes y malnutrición; no dormir, mínimo siete horas, predispone a padecer algún trastorno psiquiátrico, hipertensión o un ataque cardíaco; pasar varias horas frente a una pantalla ocasiona problemas crónicos del cuello y espalda, dificultad para dormir, ansiedad y hasta depresión.
Sabemos que los padecimientos anteriores pueden prevenirse con una dieta saludable y mejores hábitos. Lo grave es cuando esas prevenciones están fuera de nuestro control. Sucede con las enfermedades que causa la contaminación ambiental en el sistema respiratorio, la pandemia por Covid-19 que dejó millones de muertos y secuelas a los sobrevivientes o la pobreza que desencadena una serie de complicaciones para quienes la padecen e impide que puedan decidir qué comer, atenderse si tienen algún trastorno que requiera atención psicológica, ir con un nutriólogo o simplemente acudir al médico general.
Hay lugares en donde por pobreza la gente muere desnutrida, por falta de agua potable y por el cambio climático, ya que los afecta más; pues una fiebre, diarrea o hipotermia los mata por carecer de servicios de salud en su comunidad. Tan solo en 2020 hubo un decremento en su acceso del 16.2 %, en 2018; en 2020 pasó a un 28.2 %. Lo anterior, de acuerdo con el Informe de Medición de Pobreza del 2020 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); además, apunta que la pobreza incrementó de 41.9 %, en 2018, a 43.9 %, en 2020; mientras que la pobreza extrema pasó de 7 % a 8.5 %. Esto provocó que la adquisición de la canasta básica de alimentos sea cada vez menos básica porque de un 22.2 % de personas, en 2018, que no obtenían alimentos nutritivos, en 2020, pasó a 22.5 %.
Hacemos hincapié en la alimentación y la pobreza porque van de la mano. Es complicado tener buena salud si no se tienen los recursos para consumir adecuadamente y todo se queda en un ideario. Mucho hay de cierto detrás de todos esos refranes que aluden a la salud: “Con salud lo hay todo, sin salud no hay nada.”, “¿De qué te sirven tus bienes, si salud no tienes?” o “Mientras haya trabajo y salud, lo demás viene por añadidura”. La salud es un derecho básico de la humanidad, el colapso de ella no se da de la noche a la mañana, nuestro cuerpo es una máquina y hay que procurar que dure funcional el tiempo que estemos vivos. Recuerda que la atención médica es preventiva, no esperemos a estar enfermos para cuidarnos. Si tenemos la oportunidad de procurar nuestro bienestar, hagámoslo.
Santiago F.